Una melancolía triste en la tarde me invade, hago la obligada siesta, de fondo suena la música de la radio, la tarde es gris, siento la humedad de la lluvia, llueve, el toldo se escurren gotas las cuento, una… dos… tres… cuatro… cinco… “me distraen de pensamientos”, suerte de la lluvia que me ha distrajo, pues navegaba sin barca, sentía sin escuchar, invadido por “un problema de difícil solución”, día a día hacemos camino, medicina a medicina (que no curan), entre tragantones, entre vidrios a la sangre, entre descargas musculares, en medio de muchas caídas, osados cansancios, noches de insomnio, noches llenas de flemas al cuello, noches de picores, no picores no, si pequeños pellizcos por todo el cuerpo, en la cansada memoria voy rebobinado el camino recorrido desde el día del diagnóstico, mientras juntos hacemos camino hacia los ocho años, “la ELA y yo somos uno”, de tanto que nos estimamos nunca nos dejaremos. Ella no se ve, dicen que hago buena cara, si creo que la hago pero comparado con quien ¿? Los compañeros de enfermedad me van dejando, otros también, la vida no perdona a nadie, la muerte y el deterioramiento nos acechan en todo momento, ahora “estoy en el mejor del peor posible” miro por la ventana de la vida y veo todo esto que os relatado y por la ventana del “estudio activo” desde donde escribo este post, veo que todavía esta lloviendo, pero ahora las gotas se escurren de los troncos de los podados tilos. Ahora no cuento las gotas, no me hace falta, pues escribiendo he vaciado mis pensamientos. Si hay gotas escurridizas las contaré de aquí un rato, sino las buscaré, o cualquier cosa para distraer mis pensamientos. ¡Set felices, embadurnando el mundo de felicidad! yo lo hago siempre así y creéis que me es reconfortable ver las caras de la gente impregnados de felicidad! (sin puntos aparte he vaciado los pensamientos) ahora podéis completar el poema, disculpad pues está en catalán jrrof
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mi siesta! 
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