Una
acuarela, enmarcada, firmada y con medio cristal, ha estado abandonada, junto
con un viejo sillón, al lado de un contenedor. Me quede embabucado contemplándola,
aun nos mostraba su belleza, me hice varias preguntas ¿Quién la pinto? ¿Dónde estuvo
colgada? ¿Quién la contempló? quizás durante muchos años, nos mostraría su luz
en un antiguo comedor. Pasaron los años y ahora ya no sirve, ya no posee la magia
de su luz, para quienes la deben contemplar hoy. Tirada al lado de un contenedor.
Saque fotos, me la llevé fotografiada, aun bella, pero triste, tirada, no
querida, repudiada. Si hubiese podido llevármela, lo hubiese hecho, no podía, mi
paseo es en silla de ruedas, por mí ELA que sufro, de casi diez y seis años. Allí
se quedó, pero iba en mi corazón y mi cámara.
A pesar de estar lejos de casa, en un día
frio, uno de estos que no apetece salir. Cogí fuerzas y ánimos. Con un paseo rápido
me acerqué. Ho! Ja no estaba. Sabían lo que hacían los que se la llevaron,
dejando el marco lleno de agujeros y echo serrín, el medio cristal, se llevaron
la acuarela firmada y la placa del marco, para darle una nueva VIDA! Lo cual me
produjo una enorme alegría. Lucirá de nuevo en algún que otro comedor.
La VIDA! Sigue para la acuarela y para mí
haciendo camino para los diez y seis de diagnóstico de mí ELA (Esclerosis
Lateral Amiotròfica). Josep
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