Paul Auster
“Pista de despegue” poemas y ensayos 1970-1979
Empezar con la pérdida. Y desde esta
pérdida
saquear la mente. E incluso: saquear la
mente
hasta perderla. Empezar con esta idea: sin
rima
ni razón. Y luego, simplemente, esperar.
Como si
entre palabras
no hubiera primera
sin última, sin toda una vida
esperando
la palabra perdida. No decir
sino la verdad: los hombres mueren, el
mundo falla,
las palabras
no tienen sentido. Y por tanto: no pedir
sino palabras.
Muro de piedra. Corazón de piedra. Carne y
sangre.
Tanto como esto.
Más.
LECHO DE ROCA
Alba como imagen
del alba, y el cielo mismo
derrabándose
sobre si mismo. Irreductible
imagen
de agua pura, los poros de la tierra
exudan luz, o la cosecha
de la luz, y las mismísimas piedras
resucitan
en la imagen de sí mismas.
El consuelo del color.
FRAGMENTO
DESDE EL FRÍO
Porque nos volvemos ciegos
en el día que nace con nosotros,
y porque hemos visto nuestro aliento
nublar
el espejo del aire,
el ojo del aire no se abrirá
sino en la palabra
hecha renuncia: el invierno
habrá sido un lugar
de madurez.
Nosotros, convertidos en los muertos
de otra vida que la nuestra.
“Algo
sucede y, desde el instante en que comienza a suceder, nada podrá ser lo mismo”
“Algo
sucede. O bien, algo no sucede. Un cuerpo se mueve. O bien no se mueve. Y si se
mueve, algo comienza a suceder aun si no se mueve, algo comienza a suceder”
“Dedico
estas palabras a las cosas de la vida que no comprendo, a todas y cada una de
las cosas que mueren ante mis ojos. Dedico
estas palabras a la imposibilidad de encontrar una palabra igual al silencio
que se halla en mi interior”
“Nada
sucede. Y aun así, no es nada. Invocar cosas que jamás han sucedido es noble,
pero qué dulce permanecer en el dominio del ojo desnudo”
COMENTARIO
Ha sido un domingo gris,
lluvioso, tuve que tender esta mañana el paraguas, todo un espectáculo, rodando
con mi silla eléctrica, mi FUJIFILM X-E2S colgada al cuello, calzaba guantes,
bufanda, gorro, la bolsa en mis piernas recostada, poco a poco camino de casa,
mojándome las piernas, una lluvia fría, las entumecía, mis piernas tocadas por
mi ELA, privándome entre otras cosas, el placer de andar. Recluido en casa.
Escribí mails. Escuche música. Leí poesía y prosa. Estando horas en mí rincón
favorito, en mi “Estudio activo” donde me comunico con el exterior. Mi ventana
está frente de mí, da el patio interior de la comunidad. Hoy un gato que toma
el sol en mí ventana, jugaba, daba saltos de felino, contorsionándose y jugando
con un jilguero ja muerto, lo atrapaba y lo lanzaba, hoy distraído no se enteró
que llovía y el sol estaba ausente. Son los pequeños placeres observar, sin ser
observado. El gato gris jugaba y jugaba y yo lo contemplaba con gusto, lleno de
poesía. Josep
No hay comentarios:
Publicar un comentario